domingo, 10 de enero de 2010
Catástrofe nuclear: CHERNÓBIL
En la madrugada del 26 de abril de 1986, se produjo la explosión de uno de los reactores pertenecientes a la central nuclear de Chernóbil. La ciudad ucraniana vivió uno de los acontecimientos más duros en la historia reciente de la humanidad, que pudo acabar con el mundo como lo conocemos, y cuyas secuelas, posiblemente, aún estemos soportando.
La explosión del reactor IV modelo RBMK-1000 fue seguido por un haz de luz que convirtió la noche en día y por una lluvia tóxica que presagiaba el inicio de una pesadilla de la que algunos no volverían a despertar. Picores de ojos, dolores de cabeza, mareos eran algunos de los síntomas que presentaban las personas que vivían cerca de la central y que desconocían que estaban siendo invadidos por un nivel de radioactividad que les estaba hiriendo de muerte. Algunos vecinos tomaron una decisión trascendental que fue la de dirigirse a la central para ayudar, a la vuelta, sus pieles mostraban un color extraño, como amarillento, el tiempo se les estaba acabando.
Varias ciudades colindantes seguían haciendo vida normal horas después de la explosión, no sabían que el aire que respiraban o el agua que bebían eran nocivos para su salud y la de sus familiares. Durante las horas posteriores, el silencio, el desconcierto y la desinformación formaron parte de la estrategia del gobierno de la URSS para no alertar a la población. Mientras tanto, miles de personas estaban expuestas a la radiación (la radiación Gamma es la que se propagó por Chernóbil y la más mortal en contacto con el ser humano). La situación llegó a tal punto, que, incluso, al día siguiente militares ataviados con trajes especiales y máscaras rastreaban la ciudad y alrededores, ante la inquietud que levantaban entre los vecinos, tuvieron que explicar que estaban realizando un simple ejercicio de entrenamiento. Pasados varios días se llevó a cabo la evacuación, para entonces ya había miles de personas con lesiones graves e irreversibles.
Algunos políticos quisieron levantar la voz de alarma ante la masacre que se avecinaba, pero tanto las autoridades como la KGB no les hicieron caso, incluso se celebró la fiesta de primero de mayo, una de las fiestas más multitudinarias en el periodo soviético. Todas las personas que fueron al desfile no sabían que estaban paseando junto a un asesino invisible, la radiación.
Numerosos bomberos, policías, militares y ciudadanos murieron de la forma más heroica, luchando para que el fuego no afectase a los demás reactores. En definitiva, dieron sus vidas por salvar las de miles de personas.
Toda la información sobre la cantidad de radiación expulsada a la atmósfera, la cantidad de personas afectadas, la cifra de muertos y las mutaciones fueron ocultados. Actualmente tampoco se conoce a ciencia cierta que consecuencias puede llegar a tener la catástrofe nuclear de Chernóbil. Expertos en el asunto mantienen que la nube tóxica que se formó tras la explosión del reactor IV dio varias vueltas al globo terráqueo.
La radiación expulsada a la atmósfera aquel fatídico 26 de abril de 1986, ¿podría ser causa de los males que hoy nos afectan como por ejemplo enfermedades (cáncer) o asuntos medioambientales (agujero capa de Ozono o cambio climático)? ¿Las personas que controlan el mundo luchan por el bienestar de los ciudadanos? ¿Somos borregos en manos del poder? ¿Es coherente que los Estados suministren miles de millones para sanear bancos en quiebra y no se pongan de acuerdo en los asuntos sobre medioambiente (Ej: Cumbre de Copenhague sobre cambio climático)?
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