jueves, 9 de junio de 2011
Operación Gerónimo
La muerte de Bin Laden a manos del ejército estadounidense ha generado numerosas cuestiones en la opinión pública en general y en el mundo de la conspiración en particular. Los más avezados en este ámbito inciden en las posibles dudas que ha dejado tras de sí la “Operación Gerónimo” realizada por el equipo 6 de los SEALS para acabar con el terrorista más buscado.
Ha sido un acontecimiento histórico de gran magnitud, pero del que poca información se ha revelado, es decir, aunque existen diversas versiones, ninguna convence del todo. Nos pueden asaltar múltiples preguntas, tales como: ¿Cómo se llevó a cabo la operación?, ¿la pista inicial se obtuvo en un interrogatorio a uno de los presos de Guantánamo?, ¿en qué condiciones se obtuvieron?, ¿hubo bajas en el equipo de operaciones estadounidense?, ¿porqué no se ha mostrado el cadáver de Bin Laden o fotografías y sí el de otras víctimas? ¿Murió Bin Laden de una enfermedad meses antes?, ¿puede seguir vivo?, ¿Los servicios secretos paquistaníes de que lado estaban: a favor del mundo occidental o Al-Qaeda? ¿Habrá venganza por parte de este grupo terrorista? ¿Fue Bin Laden asesinado a pesar de no oponer resistencia?
La inmensa mayoría coincide en que Bin Laden está muerto, eso es indiscutible, pero algunos teóricos contraponen sus opiniones en puntos concretos de la intervención, a decir verdad, los más desconfiados encuentran indicios de una operación relacionada con armamento nuclear, más que con la supuesta muerte de Bin Laden, ya que sus pesquisas sitúan la muerte del terrorista tiempo atrás. Por ello, el interés de esta operación ha sido fundamentalmente dirigida a obstaculizar el tránsito de Al-Qaeda hacia la carrera nuclear, sin descartar la injerencia del propio gobierno paquistaní, o al menos, de sus servicios de inteligencia. En cambio, otros sostienen que la operación acabó con la vida de Osama Bin Laden y el posterior rito musulmán realizado en el portaviones antes de arrojarlo al mar, como indican fuentes oficiales.
Es posible que la opinión pública no entienda o quizás no vea con buenos ojos, o sí, el asesinato de una persona aunque sea el terrorista más buscado, pero de manera objetiva y aplicando el sentido común, el tirar el cuerpo al mar ha sido la mejor solución. Es interesante reflexionar acerca de qué supondría para un país tener preso a este personaje, o incluso su tumba, podría dar comienzo a peregrinajes de seguidores, posturas a favor de la repatriación, sin mentar que las formas fueran las más ortodoxas. También, en el caso de que fuera retenido, ¿cómo respondería Al-Qaeda u otros grupos terroristas? Sería un asunto bastante delicado.
Las intervenciones militares ultrasecretas siempre llevan adosadas un grueso halo de secretismo, por lo tanto, será prácticamente imposible obtener información minuciosa al respecto, pero lo que sí se puede asegurar es que todos los pasos llevados a cabo desde la CIA no han sido casualidad, es decir, no han dado puntada sin hilo. No obstante, lo poco que nos queda de democracia y libertad es nuestra opinión, así que cada uno es libre de tener su propia idea sobre lo ocurrido y juzgar si la operación, junto con la actitud de los servicios de inteligencia han sido las correctas o no.
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