martes, 7 de diciembre de 2010

Los Grimaldi


En los albores del primer milenio de nuestra era, surgen los Grimaldi, que aglutinarán todo lo necesario para convertirse en una de las familias más destacadas de los últimos tiempos. Conspiraciones, asesinatos, mentiras, maldiciones, estrategias memorables, una lucha interminable por conservar el poder y mantener a ralla a los enemigos.

Para conocer los orígenes de la familia Grimaldi hay que remontarse a comienzos del S.XII, época de las Cruzadas en la que los cristianos luchaban por designio papal contra los musulmanes para reconquistar Tierra Santa. Los territorios cambiaban constantemente de dueño, las batallas eran numerosas y la compasión no tenía significado alguno. En este contexto surgen los Grimaldi, que descienden de Grimaldo, un almirante y estadista genovés que fue cónsul en tres ocasiones de la República de Génova. Tras siglos de intensa disputa y de ingeniosas estrategias, consiguieron hacerse con la fortaleza monegasca iniciando en los últimos años del S.XIII la dinastía de los Grimaldi, cuyos cimientos aún siguen intactos en el S.XXI con Alberto II.

Como si el poeta griego Homero le hubiera susurrado al oído, en una especie de hilo de voz que ha perdurado durante siglos, la maniobra sagaz de los griegos que con la bendición de los dioses construyeron un enorme caballo de madera con el que los guerreros helenos sorprendieron a los troyanos en una supuesta ofrenda que se tradujo en un farol para ejecutar un ataque sorpresa. De astucias de este tipo pareció beber Francisco Grimaldi, que tras meditarlo mucho y visualizar mentalmente su idea decidió pasar a la acción. Tras explicarle a sus hombres cuales tenían que ser los pasos para hacerse con la Roca de Mónaco, preciado y deseado territorio, una noche, el líder de los güelfos se presentó disfrazado de monje junto a sus hombres ante la fortaleza monegasca, como personajes religiosos no tuvieron ningún inconveniente en traspasar sus puertas, momento que aprovecharon, tras una señal de Grimaldi, para sacar sus espadas y con un ataque fugaz lograr el objetivo.
Éste ardido movimiento ha quedado fielmente representado en una escultura expuesta frente a las puertas del palacio de Mónaco como recuerdo a tan heroica actuación.

Por otra parte,la desgracia siempre ha estado vinculada a la familia Grimaldi desde tiempos inmemoriales: asesinatos, muertes prematuras y conspiraciones. Una gran parte de ellas no han obtenido explicación alguna, lo que acrecienta la motivación para generar leyendas e historias que hacen más interesante, si cabe, la historia de esta conocida familia aristocrática.

Desde el inicio de su andadura como soberanos de Mónaco, los Grimaldi empezaron a sufrir complicaciones en su labor como si una maldición pesara sobre la familia. Algunas como la de Raniero I, que murió en extrañas circunstancias a comienzos del S.XIV. Según se cuenta, una mañana encontraron su cadáver a los pies de la muralla que bordeaba su fortaleza. Décadas posteriores su hijo, Raniero II, murió envenenado sin que nadie fuera condenado. Ambas se convirtieron en el comienzo de una macabra tradición. Otros sucesos acaecidos en el seno familiar, destacan por su crudeza como son las de Juan II Grimaldi que, al parecer, fue asesinado por su propio hermano, Lucino Grimaldi, que a su vez, sería asesinado por su sobrino. Ya por aquellos entonces, la posibilidad de que la familia estuviera maldita se consideraba una completa realidad. Con Honorato I Grimaldi (mediados S.XVI), parecía que todo estaba cambiando, la situación en Mónaco era prospera y tenía una estrecha relación con los españoles, hasta que perdió a uno de sus hijos en extrañas circunstancias. Pero el colmo de la mala fortuna lo sufrió en sus carnes, Hércules II Grimaldi, que murió accidentalmente al disparársele su arma a un guardia personal. Estos casos seguirán sucediéndose hasta la contemporaneidad. A mediados del siglo XX, Rainiero III contrajo matrimonio con Grace Kelly, la actriz estadounidense murió años más tarde en un accidente de tráfico. Muchos afirmaban que el coche lo conducía su hija Estefanía, que salió ilesa. Tras la muerte de Rainiero III, su hijo, Alberto II se convierte en príncipe de Mónaco y tras un intenso debate sobre la capacidad de que pueda tener descendencia, se espera su boda para el año que viene. Todo ello obtiene un cierto grado de expectación, ya que el fracaso en el matrimonio es la supuesta maldición que han heredado los descendientes del eterno monarca y la actriz estadounidense.

¿Os interesa la historia de las familias más importantes de la contemporaneidad? ¿Creéis en las maldiciones o mal de ojo? ¿Os gustaría conocer otras maniobras sagaces en la historia? Muchas gracias por seguir este blog, espero que hayáis disfrutado con los misterios y leyendas de los Grimaldi.

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